El escurridizo inventario de tus proyectos
Hoy te presentamos un artículo de David Allen en el que nos habla de la importancia de contar con una lista de proyectos completa y actualizada.
Contar con un inventario preciso de todo aquello que te has comprometido a hacer, en el plazo de un año, y requiere más de un paso para su consecución, marca la diferencia.
Uno de los fenómenos más extraños con los que me he encontrado en los 30 años que estuve trabajando en estrecha colaboración con algunas de las personas más brillantes y ocupadas del mundo, es lo difícil que resulta para la mayoría comprender la idea de lo que es un «proyecto» y gestionar de forma coherente un inventario completo de los mismos. Pero sin la concienciación, y una adecuada recopilación de esos compromisos, es imposible abordar lo que se encuentra en la raíz de la mayoría de sus quejas habituales acerca del agobio, el correo electrónico, las reuniones y las prioridades.
Si no tienes una idea clara de la totalidad de tus obligaciones, siempre te comprometerás en exceso. Y los compromisos surgen en múltiples niveles, desde «para qué estoy en este planeta» hasta «necesito mantequilla». Pero el nivel más borroso para la mayoría es el que está justo encima de tus acciones físicas: tus proyectos. Tengo una definición radical de «proyecto»: cualquier cosa que te comprometas a terminar en un año que requiera más de una acción para completarlo. Dada esta amplia descripción, la mayoría de la gente tiene entre 30 y 100. ¿Dónde está tu lista? ¿Cómo de completa y actualizada está?
La gente se queja de que tiene «demasiado por hacer» y, sin embargo, la mayoría de las personas son incapaces de hacer un inventario completo y preciso de lo que se han comprometido «a hacer» si su vida dependiera de ello. Claro, pueden tener un plan estratégico en alguna parte; tienen un calendario con las citas que necesitan atender; puede haber una lista rudimentaria, incompleta y aún no muy clara de cosas por hacer. Pero, además, tienen miles de cosas adicionales que sienten que deben abordar, sobre las cuales saben que necesitan pensar, decidir y hacer algo al respecto.
El cumpleaños de mamá. Las opciones de universidad de Brian. El chequeo médico atrasado. La fuga potencial de un empleado clave. Aportaciones al plan de pensiones. ¿Clase de pilates? María: ¿Dificultades de aprendizaje? Demasiadas suscripciones. ¿Qué vamos a hacer este verano? La residencia de papá. ¿Nuevo iPad? Próximas oportunidades de carrera. Política del Consejo de Administración.
Por cierto, no hay problemas; solo proyectos. Un problema es solo un resultado deseado no definido o una falta de compromiso con su resolución.
No solo es ese pantano de compromisos voluminoso e indefinido, sino que su forma sigue cambiando mientras lees esto. ¿Has tenido algún input en los últimos días sobre algo que sabes que necesitas para cerrar o resolver un tema, pero aún no has aclarado exactamente cuál es el proyecto, o qué necesitas hacer al respecto?
Haz una lista «Proyectos». Inclúyelos todos. Mantenla actualizada, revísala cada semana y renegóciala. Fíjate en lo diferente que puedes percibir tu mundo cuando lo haces. Hay una buena oportunidad para que te sientas mucho mejor con lo que no estás haciendo.
David Allen